martes, 4 de agosto de 2009

La vía fácil de encarcelar errores

Lorenzo Sartori

El proceso neoliberal no sólo generó brechas de desigualdad económica sino que atomizó a la sociedad destruyendo sus vínculos. Las consecuencias se ven reflejadas en la violencia, en el delito juvenil. Y la premisa hoy pareciera ser "eliminen a esos delincuentes que no saben vivir en sociedad".

02/08/2009 La discusión que se ha instalado sobre los delitos juveniles y la posibilidad de bajar la edad de imputabilidad, es inconducente si se mide desde la perspectiva de un marco socioeconómico en el que se desarrolla el debate. Con una visión miope, se prioriza a la política penal para enfrentar el problema. Desvincula los delitos de su contexto y específicamente de las consecuencias negativas del sistema neoliberal en la sociedad. Estos niños y jóvenes, a los que hoy tan livianamente se pretende depositar en la cárcel, son los que pagan las consecuencias de la década del 90. Y los mismos que hoy piden más cárcel son aquellos que pregonaban el achicamiento del Estado, la libre competencia del mercado y las teorías de la distribución de lo que nunca distribuyeron. Muchos otros, que también hoy piden castigo a los menores, sólo priorizaban en aquel momento mantener las cuotas fijas en dólares mientras se desmantelaba al Estado y las condiciones de vida de gran parte de la sociedad. El resultado hoy es una brecha creciente, es la marginación, lo que implica un acceso decreciente de los jóvenes de las clases bajas a recursos y oportunidades. Tal escenario de precariedad se transforma en un incentivo para acceder por medio del delito a lo que el sistema les está negando, lo que, además, les permite liberar su frustración. La clase baja, y en este contexto, la juventud, se encuentra en desventaja respecto al resto de los componentes de la comunidad: su educación no está a la altura de la de los demás, sus medios económicos son escasos y las posibilidades de alcanzar posiciones destacadas en la sociedad son poco menos que nulas. Por tal razón, si no pueden unirse a otras clases se enfrentan a ellas, conscientes de su impotencia. En estas condiciones, los jóvenes excluidos hacen de la delincuencia y de la violencia anárquica un estilo y sentido de vida. La justicia y la policía, ya no representan para ellos un orden que les signifique algún beneficio, sino una forma de represión. Por tal razón, pretender resolver problemas socioeconómicos por medios penales constituye un enfoque incompleto, ideologizado y por lo tanto, sin eficacia. El sistema socioeconómico ha ido borrando los modelos de identidad y comunicación con los que están arriba. Las muestras de riqueza de los mensajes televisivos ya no son más mensajes que invitan a participar. Para muchos de estos marginales constituyen, por el contrario, muestras de un bien que sólo puede ser conseguido a punta de pistola.
URL http://www.losandes.com.ar/notas/2009/8/2/mirador-438323.asp

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